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El tarot y yo: mi camino como tarotista

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Hola a todos Cálidos saludos desde el Valle del Aconcagua en la V Región. Les quiero contar cómo nació mi amor por el tarot. Nunca he sido una persona de supersticiones, creer en cosas paranormales, etc. Atea, siempre escéptica a todo, no podía creer en algo como el Tarot. Aún así lo tuve cerca. Una compañera del liceo leía con los arcanos mayores a todo el curso. Yo no pude evitar querer ser parte de sus populares lecturas el mi curso. Primero fueron los dibujos. Pamela Coleman dibujó en el Tarot tradicional una serie de pistas ocultas y símbolos potentes que no se escapan del ojo. Me puse a dibujarlas, casi copiando sus dibujos. Me entretuve en cada sesión, buscando los detalles e imaginando qué podrían significar. Su propio misterio me sedujo. Con los años recibiría lecturas -con más que nada curiosidad- y con el tiempo los presagios de las cartas se cumplían de maneras misteriosas y precisas. Comencé a creer. Hubo dos que fueron fundamentales: - Una conocida me dijo